Nota de Tapa devenir número siete

El mundo sin el Che

La imagen del Che se agita en las banderas, viaja en las remeras, impera en los afiches, multiplica su impacto como una señal, una advertencia, una alarma contra todos los males. Sin embargo, el amuleto es insuficiente si en él se coloca el pensamiento mágico que ligue sin más a la figura con la acción.

El Che nos mira, nos pregunta, nos alienta, pero no actúa por sí sólo. Su milagro verdadero y profundo consiste en azotar las conciencias, en despertar las ideas, en convidar a multiplicar los hechos y los sueños.

Hay miles de millones de personas que padecen el mundo desigual, injusto, que naturaliza la explotación y que extrañan el faro rebelde que el Che encarnaba con su lucha constante e incansable. Pero en cada excluido que se apropia de esa figura, irrumpe la posibilidad de una salida que late en aquellos ideales sostenidos con el cuerpo.

Para operar el cambio impostergable que detenga la barbarie capitalista, el ejemplo del Che no puede ni debe ser una estampita sino un acto de fe atravesado por el saber, por la convicción de subvertir, por la certeza de la rabia, por la necesidad de construir, por lo urgente de dar todas y cada una de las peleas.

La Revolución es una patria y el socialismo un destino pero ambas metas siempre por hacer y mejorar requieren de una labor sin freno que devuelva el sentido a la vida, que recupere al planeta de su colapso ambiental. Hace 40 años que lo extrañamos y el mundo entero lo padece, pero el Che es una referencia, un motor capaz de encendernos en la batalla diaria por instaurar el futuro.

En pos de transitar algunas de esas facetas del revolucionario consecuente, recurrimos a un abanico de voces capaces de dimensionarlo y en los pliegues de esa galería aparece su hija Aleida Guevara, un estudioso de su obra como el historiador Néstor Kohan, el militante Daniel De Santis, la Comisión de Homenaje Che Guevara y los biógrafos cubanos Froilán González y Adys Cupull.

EL PENSAMIENTO POLITICO DEL CHE LLAMA A TRABAJAR POR FUERA DE LAS INSTITUCIONES

por Néstor Kohan (Cátedras Che Guevara-Colectivo Amauta)

El gran desafío que tenemos los que nos identificamos con el pensamiento político y filosófico del Che es tratar de trascender algo que en la década del 90 implicó rescatar al Che frente a la derecha, frente al mundo neoliberal, e instalarlo por su idea del hombre nuevo, de la ética comunista, pero hoy ya no alcanza. Hoy no es suficiente decir que el Che expresa un punto de vista ético distinto al capitalismo porque eso se ha vuelto asimilable con distintas formas de la dominación capitalista que adquiere nuevos estilos y lenguajes. Después de la rebelión de 2001 en la Argentina, los representantes políticos de las clases dominantes cambian un poco las formas y en todo el cono sur latinoamericano hay gobiernos que se dicen progresistas y apelan a los derechos humanos pero en el fondo mantienen inalterada la dominación capitalista. Si ante estos representantes que hablan de Rodolfo Walsh, de los desaparecidos y de Salvador Allende, uno se limita a decir que el Che expresa un punto de vista distinto al mercado, puede llegar a ser asimilable por esas iniciativas políticas de gobiernos que tienen una liturgia progresista y una práctica que no lo es. Si dejamos al Che sólo como una alternativa ética puede llegar a ser compatible con esas experiencias capitalistas post 2001, por eso me parece que hay que subir la apuesta e intentar reinstalar el pensamiento político del Che.

Por eso también hay que empezar a llevar al movimiento popular piquetero, estudiantil y en las corrientes sindicales nuevas, el debate sobre su pensamiento político que no se reduce a esa imagen caricaturesca de un tipo con barba que tira tiros y así triunfa la Revolución cubana, que se ha resumido en una palabrita que es el foquismo. Pero su pensamiento es mucho más rico, plantea que la lucha política es una lucha de masas, que lo militar tiene que estar subordinado a lo político. Esencialmente hay un pensamiento político que implica un desafío muy grande para los sectores progresistas de izquierda porque les reclama, los interpela, los llama a hacer política por fuera de las instituciones, que no necesariamente implica ir a tirar tiros a la selva más cercana, pero sí a hacer una política anti-sistema, anti-imperialista, anti-capitalista por fuera de las instituciones pero apelando a las masas.

La figura del Che es la máxima expresión de una corriente del marxismo latinoamericano que es crítica del mundo actual con una palabra que durante los 90 estuvo fuera de la agenda y que ahora ha vuelto a instalarse y que es el imperialismo. Expresa también el punto de vista anti-capitalista y esas son dos luchas que no siempre han convergido porque hay sectores que están en contra del imperialismo a los que le gustaría un capitalismo más humano y más racional, mientras que el Che es de los más radicales en ese punto porque plantea la crítica contra toda forma de capitalismo. Ya sea contra el neoliberalismo más extremo o contra otras formas que hoy se idealizan como el keynesianismo con un estado fuerte interviniendo en la economía porque el pensamiento y la práctica política del Che son muy críticas de esas versiones light del capitalismo.

Ese pensamiento del Che es un desafío para toda la izquierda y no alcanza lo de la ética únicamente porque hacer política por fuera de las instituciones es complicado porque el estado te va a intentar cooptar con dinero o con cargos y si no lo logra te va a marcar y a golpear.

En la esencia de su pensamiento se encuentra la certeza de que la lucha tenía que ser mundial mucho antes de que estuviera de moda la palabra globalización, ya que llevó a la práctica el internacionalismo que es una vieja idea de la izquierda y por eso peleó en tantos países y quiso ser vocero y reunir a organizaciones latinoamericanas, africanas y asiáticas y tener vínculos directos con intelectuales de Estados Unidos y Europa porque evidentemente tenía las antenas paradas para tratar de contribuir a unir esas rebeldías a escala mundial.

Ejerció una lectura no economicista del marxismo sino que concibió a la sociedad como a un conjunto de relaciones sociales y por ser heredero de una tradición previa como la de Rosa de Luxemburgo que decía “el socialismo no es un problema de cuchillo y tenedor, es un movimiento de cultura. Es una grande y poderosa concepción del mundo”, el Che apeló a una frase que resumía ese pensamiento: “El socialismo solamente económico no me interesa si no se transforma al mismo tiempo en una nueva moral revolucionaria”.

Sobre su relación con Cuba es necesario subrayar que el Che es parte de la Revolución cubana y sin Cuba el Che hubiera sido únicamente un pibe muy bien intencionado pero los cambios radicales se hacen con fuerzas sociales y es su amistad con Fidel Castro la que le aporta la fuerza social de los cambios. El Che es parte de la Revolución y su obra y su herencia aún están allí.

La herencia del Che está, además, en la lucha de los pueblos, no tanto en las embajadas ni en las instituciones. Si pensamos que el Che no es sólo ética sino también pensamiento político y éste implica apelar a hacer política masiva pero por fuera de las instituciones, su herencia no pasa por las instituciones estatales sino por los movimientos populares. El Che está vivo en Cuba, en Venezuela y principalmente en los movimientos populares que no han logrado llegar al estado y, sobre todo, en la gente joven porque sin ser juvenilista, si alguien va a cambiar a la sociedad es la gente joven.


EL JUICIO MORAL DE LOS PUEBLOS

Por Froilán González y Adys Cupull

El año 1967, marca una etapa en la Historia de América, el 9 de octubre de ese año fue asesinado el Comandante Ernesto Che Guevara, por órdenes de la CIA y el gobierno de los Estados Unidos.

Las voces de condena comenzaron a levantarse en todas partes. Los que decidieron, dirigieron y cometieron el crimen son juzgados moralmente por millones de personas.

Ellos comenzaron el juicio mundial que es y será para las futuras generaciones, un punto de referencia en el encuentro con el Che y cuando se cumplan los 80 años del crimen, los que en el mes de octubre del 2007 levantemos nuestras voces de repulsa a los asesinos, estaremos cumpliendo con un deber.

Cuando la noticia del tremendo asesinato y el grave error político del gobierno de Estados Unidos, la CIA y el General René Barrientos, fue trasmitida a todas las latitudes de la Tierra, produjo una repulsa y condena que se inscribe en la historia de la humanidad de forma perpetua. Los obreros, estudiantes, campesinos, profesionales, intelectuales y gobiernos progresistas de todo el mundo expresaron, entonces, su indignación.

La prensa de la época constituye una fuente de infinito valor que precisa la repercusión del crimen.

En Loja, Ecuador, la Ciudad Universitaria fue denominada “Ernesto Che Guevara”. En el acto, la oradora principal fue la prestigiosa escritora Nela Martínez. Entre otras palabras, expresó: “Vi su retrato difundido bajo grandes caracteres gozosos de la prensa internacional y lloré. ¿Quién no se conmovió con la noticia? Hasta los propios cómplices del crimen buscaron maneras de limpiarse las manos. La máscara de Pilatos vuelve a ocultar los rostros de los verdugos a través de los tiempos… Tendido en una piedra de lavar su cadáver no era un cadáver. Los ojos abiertos nos miraban. En su rictus no se advertía el sello de la muerte. Desafiante su gesto en el último instante. Aquella sonrisa vencedora, de su otro triunfo, iluminaba el día. Su rostro de combatiente del mañana quedó impreso en los Andes.”

En Quito, el famoso pintor Oswaldo Guayasamín declaró: “Ernesto Guevara no ha muerto; nadie puede matarlo, la tierra de América está regada de su presencia, se multiplicarán los guerrilleros, el valor y el heroísmo serán de nuevo pan de los humildes. Las tiranías y golpistas caerán.”

Bill Littlewood, un humilde obrero inglés, por sus propios medios hizo llegar a Cuba sus hermosos y sentidos versos dedicados al Che Guevara, escribió: “Son los únicos versos de mí vida.”

El aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid le rindió homenaje y en un multitudinario acto efectuado en Roma, la poetisa María Teresa León, en nombre de su esposo, el famoso poeta Rafael Alberti expresó: “Yo traigo el dolor y la pena de Rafael Alberti, y con la mía, la de todos los exiliados de España, y el dolor de los que se quedaron allá con la mirada vuelta hacia la libertad, el dolor de la juventud española que no dobla las rodillas y que había visto en el Che Guevara un héroe del rabioso tiempo presente de nuestra América Latina... Murió en su ley, próximo a la América más pobre, más abandonada, despojado de todo, menos de su esperanza. En el lugar en que lo asesinaron brotarán dos fuentes: la de la libertad y la de la justicia. Los indios bolivianos, los desheredados de un continente, murmurarán su nombre, dirán que está vivo, que golpea a sus puertas porque tiene sed y dejarán en las ventanas una jarra de agua para que el Che beba al pasar. Porque pasará y recorrerá todo un continente y su nombre será la fuerza del futuro, la alta estrella de la Cruz del Sur que llamará a toda la América a alzarse y luchar por su independencia política y económica contra todos los dominios extranjeros.”

La Unión Argelina de Trabajadores realizó un multitudinario acto donde Rachid Bennatig, dirigente de esta organización, declaró: “La muerte de Ernesto Che Guevara provocó en los trabajadores argelinos un momento de luto lleno de emoción y de cólera."

En la capital tanzana, el diario The National llist dijo que el Che era el comandante por excelencia de todas las columnas que combaten al imperialismo en los tres continentes.

En Argentina, el sacerdote Hernán Benítez ofreció una oración fúnebre al Che, en una de sus partes dice: “Los dos tercios de la humanidad oprimida se han estremecido con su muerte. El otro tercio, en lo secreto de su alma, no ignora que la historia del futuro, si caminamos hacia un mundo mejor, le pertenece al Che por entero. Un día nada lejano el Tercer Mundo victorioso incluirá su nombre en el martirologio de sus héroes...”

En otra parte de su oración exclamó: “Hace ya años había entrado en la leyenda. Sus enemigos podrán achacarle extravíos ideológicos todos los que quieran. Pero nadie sensato va a negarle pasión, coraje, heroísmo y una constancia en su vocación a toda prueba. Le dolía adentro del alma el dolor de las masas...”

En este cuarenta aniversario de la inmortalidad del Che y sus ideas, tendremos que rendirle homenaje al pueblo boliviano, por mantenerlo vivo y presente en sus luchas valientes y dignas frente al imperialismo norteamericano.

ES PREFERIBLE HACERSE SEGUIR QUE NO TENER QUE EMPUJAR

por Aleida Guevara

No se puede hablar solamente de la vigencia del Che sino de todos los hombres y mujeres que han estado presentes en la historia latinoamericana y el sueño de los mejores latinoamericanos de toda la historia de nuestra tierra es la unidad de este continente, es la única forma de enfrentarnos al enemigo común de nuestros pueblos que en este caso es Estados Unidos y también por supuesto todas las transnacionales europeas que acaban con nosotros, que prácticamente nos dejan sin tierra.

Pienso que está presente la lucha de nuestros pueblos y también la desesperación de más de 25 años de una política neoliberal que nos ha expoliado prácticamente de todos nuestros recursos y la gente tiene un límite de paciencia, todo el mundo tiene que pensar en un momento determinado "o muero de hambre o muero intentando cambiar estar realidad" y la gente reacciona y por suerte siento que estamos reaccionando para bien, tenemos a Bolivia que es un país con un 85% indígena pero a esos pueblos diferentes los han puesto a discutir como si fueran enemigos y buscar la unidad entre ellos es una tarea de gigantes que hay que hacerla, hay que lograrla. Están los movimientos indígenas en Ecuador a tener en cuenta en el futuro porque hay economistas, hay médicos y están preparados para llegar al poder. Está el gigantesco Movimiento Sin Tierra en Brasil que respeto y admiro. Para mí es uno de los más importantes y que tiene más poder de convencer con lo que están haciendo y me siento orgullosa de que me permitan sentirme parte de ellos. Tenemos por supuesto Venezuela con todos los problemas internos que lleva esto de hacer un socialismo teniendo un capitalismo desde adentro, es muy difícil. Es como dos imanes puestos uno sobre otro y es como que no acaba de pegar la cosa, se repelen. Es difícil esa situación y de verdad que admiro mucho al presidente Chávez porque la tarea que se ha echado en los hombros es tremenda, es enorme.

Es muy interesante que estemos pendientes de esto y seamos solidarios y que apoyemos en todo momento a estos pueblos. Pienso que hay muchas cosas que tenemos que hacer pero estamos en el camino correcto.

La Cuba que soñó el Che es la misma que soñaba Fidel y miles de compañeros más y por eso se unió a la lucha revolucionaria al encontrarse con Fidel en México. Esa unión se demostró en cosas pequeñas que unen a los hombres, ellos fueron tomados presos en México y el último en salir en libertad fue mi papá porque aunque Fidel les advirtió que no dijeran su afiliación política, mi papá no sólo dijo que era comunista sino que se puso a discutir con el esbirro de la cárcel sobre la personalidad de Stalin. Y Fidel, aún arriesgando la misión de liberar a su pueblo y de una lucha de años, no se mueve hasta tanto obtener la libertad de mi papá y eso hace que el Che en ese momento comprenda que con este jefe se puede luchar y se puede ir a cualquier parte del mundo. El es una de las personas más importantes en los cambios en la Revolución con discusiones con todos los compañeros en conjunto porque están aprendiendo, están haciendo un proceso nuevo por primera vez en América Latina y por eso hay que crear y salir al paso y así muchas veces también nos hemos equivocado porque un proceso humano conlleva aprender de tus propios errores.

Fue un momento muy difícil cuando el año pasado fui por primera vez a Bolivia para el 39 aniversario del asesinato de papi y fue para mí muy duro y lo resistí por el calor humano que sentí de los médicos cubanos que estaban allí. Tenemos más de 4000 médicos hoy trabajando para y con el pueblo boliviano. Esos hombres y esas mujeres de mi propio pueblo que conocí ahí, son la mejor imagen, el mejor reflejo de lo que hace el proceso revolucionario y, por supuesto, estos son los hombres del futuro, ese hombre nuevo que el Che nuevo ilustró con su propio ejemplo.

El mundo sin él es grande y con muchas dificultades pero con cosas interesantes. Me interesa conocer Irán, esa parte del mundo que siempre está manipulada por la información internacional, es una manera de aprender más y de interiorizarme en una cultura que no conozco bien. Puede pasar mucho tiempo en el mundo y a lo mejor no tenemos un hombre como el Che porque él tuvo unas condiciones especiales, se hace conocer. Pero es posible que salgamos a la calle y nos encontremos con cuatro o cinco argentinos que son tan buenos o mejores que el Che, pero no han tenido manera de hacerse expresar. El mundo sin el Che o el mundo sin un Che tan conocido como el que tuvimos en aquella época. Yo he conocido personas magníficas de verdad que a lo mejor no llegan a ser tan íntegros como el Che, tan completos como seres humanos pero son lo suficiente para intentar cambiar este mundo y ya eso es válido, ya eso es lo importante. Y he conocido muchos jóvenes muy inspirados en el mismo ejemplo del Che y eso también da una fuerza extraordinaria. A lo mejor no llegarán a ser como él pero si lo conocen, si lo entienden, lo interpretan correctamente y lo mejor lo llevan a la práctica, eso ya es mucho. Entonces yo pienso que en este mundo puede haber muchos Che que todavía no conocemos y a lo mejor no vamos a conocer nunca pero en el lugar donde estén y en el momento en que están son necesarios para su gente y eso es importantísimo para todos nosotros.

Los recuerdos que tengo de él son muy pocos porque no vivimos mucho tiempo juntos pero mi mamá me lo hizo sentir presente. Hay una anécdota que me gusta muchísimo porque todos los hijos necesitamos ser amados por los padres y pienso que fui amada intensamente por mi padre. Esa noche mi papá estaba convertido en el viejo Ramón, como entró después a Bolivia, era un hombre raro para mí. Después de cenar, me caí, me golpeé la cabeza y él me tomó en los brazos y me comunica una ternura extraordinaria y me confunde y al rato yo le digo a mi mamá “este hombre está enamorado de mí” y años después me di cuenta que me había enamorado intensamente y por esa cualidad y esa capacidad de amar se pudo entregar a la causa revolucionaria como lo hizo.

Los movimientos necesitan de personalismos, somos los pueblos latinoamericanos los que vamos buscando un guía, una cabeza pensante. Por supuesto que hay compañeros que sobresalen más que otros y no todos somos iguales y esas son cosas que los mismos pueblos van definiendo. Yo pienso que es más un problema nuestro, de los movimientos que estamos acostumbrados a los liderazgos que llevan el peso político. El Che decía algo muy interesante “es preferible hacerse seguir que no tener que empujar”. Pienso que si esos movimientos tienen personas capaces de llegar a los demás con su ejemplo, la gente los seguirá para cambiar esa sociedad.

EL CHE FUE EL REVOLUCIONARIO DE LA EPOCA QUE MAS LEJOS PUDO VER

por Daniel De Santis

Creo que el Che se imaginaba el mundo sin él. Muchos analistas superficiales nunca se pusieron a pensar porqué el Che fue a Bolivia, porqué el apuro, porqué con tan pocos hombres, porqué con el partido Comunista Boliviano… Es que el Che fue el revolucionario de la época que más lejos pudo ver. La urgencia del Che era porque él sabía, y lo escribió, que la Unión Soviética volvía al capitalismo, entonces la urgencia del Che tenía que ver con hacer la revolución en el Tercer Mundo, y fundamentalmente en América Latina. Por eso en uno de sus últimos escritos, el Che dice que crear dos, tres, muchos Vietnam es la consigna, y no fue sólo una consigna sino que se la puso a construir. Bolivia y el cono sur americano era el segundo Vietnam.

El Che sabía que para que se dé la revolución socialista a nivel mundial, tenía que haber pueblos, organizaciones y dirigentes que la encarnaran. Y él se hacía cargo de que era un dirigente. Esa es la actitud de un verdadero revolucionario. No calculó “y si pierdo…”, podía perder, estaba dentro de los cálculos.

Hay mucha gente que piensa que la revolución es una cosa prolija, que uno delinea todos los pasos y progresivamente se van dando esos pasos hasta que un día triunfa la revolución. Con poco muertos, pocos heridos, sin mucho sacrificio. El Che sabía que la revolución era mucho esfuerzo, mucho sacrificio y que podía triunfar como no. Y esto fue lo que se dio, entonces tenemos el mundo sin el Che y sin la revolución socialista, donde existe el mismo capitalismo que en el siglo XVIII, XIX y XX, con todas sus variantes, pero manteniendo la explotación del hombre por el hombre, la extracción de plusvalía, todo eso. Pero además, ésta derrota de la revolución ha hecho que el capitalismo se vuelva más retrógrado, más parasitario. El posmodernismo es, justamente, el capitalismo de la no revolución socialista. Creo que no estamos ni cerca de una situación revolucionaria pero sí creo que hay que preparar las condiciones para una revolución.

El mundo sin el Che es un mundo muy complejo para los revolucionarios. Haber sido fiel a las enseñanzas del Che, de Lenin, de Fidel, de Santucho, no ha sido fácil en estos 30 años. Y lo digo porque he tenido que poner el cuerpo. He recibido golpes, palos, calumnias, de todo un poco, por mantener las ideas del Che, por querer hacer la revolución socialista, por decir que los revolucionarios tienen que ser buenas personas, no alcanza con leer los libros, estar en la gran teoría.

Creo que la estrategia de poder revolucionario es la misma de antes, no hemos descubierto una nueva. Estamos en un proceso de acumulación de fuerzas muy embrionario, para meternos en el movimiento de masas con principios muy sólidos, por eso hablo de la lucha contra el izquierdismo, contra el reformismo, contra el populismo. El Che unifica, abre la cancha. Pero esto sólo en algunos espacios, en otros no. Por ejemplo, en espacios manejados por el trotskismo no, pero sí en los barrios, en la juventud.

La burguesía ha hecho de la figura del Che una camiseta. Pero nosotros no nos rasgamos las vestiduras por eso, decimos “pasémosle la factura a la burguesía, llenemos de contenido la figura de el Che. Aprovechemos que la mantuvo en vigencia”. Si vas a un barrio y hablás de Lenin no lo conoce nadie pero si hablas del Che, aunque piensen que se trata de una estrella de rock, el nombre les suena, estás hablando de algo conocido, de algo familiar. Es mucho más fácil.

Creo que la herencia del Che nos demanda, a futuro, que le pongamos el hombro a la construcción política, que sostengamos con mucha firmeza las convicciones que tenemos. Uno que es guevarista, cree que lo que está haciendo es lo más acertado desde esta perspectiva y eso está bien. Pero creer que otros, que hacen algo parecido, con ciertos matices, no son guevaristas es un error. Es guevarista ver que hay varias construcciones simultáneas y que hay que reconocerlas como parte de este gran movimiento revolucionario. Y que el movimiento de masas va a ser el que va a juntar a todas estas corrientes porque pasó en la historia lejana y en la reciente. Las masas son las que deciden, las que construyen la unidad. Lo hacen de muchas maneras, votando, apoyando o incorporándose a una organización. Si las masas se incorporan a una organización, el resto de los militantes va a decir “bueno, tenemos que ir por acá”. En los 60 había 25 grupos guerrilleros, cinco o seis de dimensión nacional, finalmente quedaron dos o tres.

Todas las revoluciones de América Latina están asociadas a una elección. Porque cuando la burguesía no puede hacer funcionar a la sociedad en la mejor envoltura de la dictadura capitalista, que es la elección, se le agrieta su dominación política. Entonces, a la mejor arma de dominación burguesa hay que destruirla, no ignorarla.

Lenin, que es el máximo revolucionario, participó en todas las elecciones ¡de la duma zarista! Y nosotros ¿no vamos a participar? Esa es la urticaria izquierdista, pequeño burguesa y tenemos que sacárnosla, sino no podemos hacer la revolución. Por ejemplo, ¿por qué se participa en las elecciones sindicales? Toda la izquierda levanta la consigna de Lenin de participar en los sindicatos reaccionarios. Pero Lenin dice también, lo cual es más importante todavía, que hay que participar en el parlamento burgués.

Participar en elecciones es una presión reformista. Pero la lucha de clases es complicada; te pueden matar, te cagás de frío, pasas hambre y te podés hacer reformista, es uno de los riesgos. Pero no querer correr el riesgo del reformismo, te deja afuera de las construcciones revolucionarias. Toda construcción revolucionaria va al filo de la navaja.

Carta de Julio Cortazar

París, 29 de octubre de 1967


Roberto, Adelaida, mis muy queridos:

Anoche volví a París desde Argel. Solo ahora, en mi casa, soy capaz de escribirles coherentemente; allá, metido en un mundo donde sólo contaba el trabajo, dejé irse los días como en una pesadilla, comprando periódico tras periódico, sin querer convencerme, mirando esas fotos que todos hemos mirado, leyendo los mismos cables y entrando hora a hora en la más dura de las aceptaciones. Entonces me llegó telefónicamente tu mensaje, Roberto, y entregué ese texto que debiste recibir y que vuelvo a enviarte aquí por si hay tiempo de que lo veas otra vez antes de que se imprima, pues sé lo que son los mecanismos del télex y lo que pasa con las palabras y las frases. Quiero decirte esto: no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no seré nunca el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él, lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible. El Che ha muerto y a mí no me queda más que silencio, hasta quién sabe cuándo; si te envié este texto fue porque eras tú quien me lo pedía, y porque sé cuánto querías al Che y lo que él significaba para ti. Aquí en París encontré un cable de Lisandro Otero pidiéndome ciento cincuenta palabras para Cuba. Así, ciento cincuenta palabras, como sin uno pudiera sacarse las palabras del bolsillo como monedas. No creo que pueda escribirlas, estoy vacío y seco, y caería en la retórica. Y eso no, sobre todo eso no. Lisandro me perdonará mi silencio, o lo entenderá mal, no me importa; en todo caso tú sabrás lo que siento. Mira, allá en Argel, rodeado de imbéciles burócratas, en una oficina donde se seguía con la rutina de siempre, me encerré una y otra vez en el baño para llorar; había que estar en un baño, comprendes, para estar solo, para poder desahogarse sin violar las sacrosantas reglas del buen vivir en una organización internacional. Y todo esto que te cuento también me avergüenza porque hablo de mí, la eterna primera persona del singular, y en cambio me siento incapaz de decir nada de él. Me callo entonces. Recibiste, espero, el cable que te envié antes de tu mensaje. Era mi única manera de abrazarte, a ti y a Adelaida, a todos los amigos de la Casa. Y para ti también es esto, lo único que fui capaz de hacer en esas primeras horas, esto que nació como un poema y que quiero que tengas y que guardes para que estemos más juntos.

Che

Yo tuve un hermano.

No nos vimos nunca

pero no importaba.

Yo tuve un hermano

que iba por los montes

mientras yo dormía.

Lo quise a mi modo,

le tomé su voz

libre como el agua,

caminé de a ratos

cerca de su sombra.

No nos vimos nunca

pero no importaba,

mi hermano despierto

mientras yo dormía,

mi hermano mostrándome

detrás de la noche

su estrella elegida.

Ya nos escribiremos. Abraza mucho a Adelaida.

Hasta siempre,

Julio

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